Viernes 2 de agosto a las 18,30h. Metro Barceloneta
Comunicados. Sindicato popular de vendedores ambulantes. Un anillo perdido en altamar
Una vez más no entendemos la diferencia entre un partido que es de derecha, de izquierda u obrero. Hipocresía, traición y manipulación son las mismas cosas que hacen todos los partidos políticos para quedar bien con sus maestros capitalistas y multinacionales que controlan toda la riqueza y las políticas mundiales. Y los medios de comunicación, a los que les apetece masticar en su boca un millón de veces el tema del topmanta, se tragan, sin embargo, rápidamente los delitos que cometen los ciudadanos privilegiados y protegidos por el sistema. Como lo que se acaba de revelar acerca de los atentados de las Ramblas: no hubo comentarios ni réplicas; todos callaron por unanimidad.
¡Cuándo nos liberaremos de estos monstruos!; ¡qué triste realidad está pasando actualmente en este mundo!.
La sociedad civil sufriendo, corriendo detrás de los políticos y los políticos corriendo detrás de estos ricos sin piedad que se contentan al vernos sufrir con la represión y los problemas sociales. Políticos que no tienen valor para afrontar a los empresarios que echan a los ciudadanos de su casa, de su barrio, de su ciudad, que nos obligan a trabajar como esclavos con salarios indignos; esas máquinas de creación de desempleo, de tristeza y de pobreza que obligan a ciertas personas a delinquir por falta de oportunidades y de soluciones sociales.
¡Qué tristeza cuando el ayuntamiento del cambio, del welcome refugees, imita los mismos discursos de la ultraderecha hablando de inseguridad!. Suponemos que para estos políticos la inseguridad es cuando el turista no puede alquilar un Ferrari, o un yate, ni tomar sus copas y emborracharse sin ver a su lado a un ciudadano excluido por el sistema, ganándose la vida como pueda.
Y más triste aún es cuando vemos a los policías secretas escondidos en la tienda de Apple, que robó 14.5 millones de euros en impuestos fiscales, vendiendo sus productos hechos a base de coltán saqueado bajo la explotación de los niños africanos; o cuando los veo escondidos en la tienda de Louis Vuitton, que regaló 200 millones de euros para la reconstrucción de Notre-Dame; escondidos ahí para machacarnos a nosotros, los vendedores ambulantes, que todo lo que tenemos lo cargamos en la espalda.