El traje nuevo de l’Ajuntament
Ante el Comunicado urgente de las Redes de Apoyo Mutuo del área metropolitana de Barcelona publicado ayer, donde se explica la realidad a pie de calle, lo que cuenta la gente más vulnerable y la visión de quienes lo dan todo a cambio de nada, el Ajuntament de Barcelona sale a los medios y afirma rotúndamente que no existe tal emergencia; que lo que cuentan centenares de personas sobre el colapso de Serveis Socials, que no da abasto y no atienden al teléfono, no es cierto. Niegan la mayor con poca más explicación que un aumento de las comidas en los comedores sociales.
Quizás, en un grandísimo ejercicio imaginativo, nadie de los centenares de personas que afirman la desatención en Serveis Socials, dice la verdad; que pese a lo grave de la situación, se está atendiendo a todo el mundo que acude a las instituciones, que los números que baraja l’Ajuntament son ciertos. Quizás, cuando las instituciones dicen que está funcionando bien, tengan razón, y señalar que el Ajuntament anda desnudo sean solo calumnias, y que haya trabajadoras sociales que ante la falta de recursos y con toda la buena intención den el contacto de las redes vecinales, una gran farsa.
O también podría ser, sin verter tanta imaginación, que la gente ya no acuda a Serveis Socials, no porque no lo necesite, sino por el miedo que infunde la policía, porque arriesgarse a una multa sea aún peor que la ya de por sí maltrecha situación. O porque más allá de una multa, puedan detenerte por no tener papeles mientras te desplazas. O vaya usted a saber qué pueda llegar a pasar.
Sin embargo, no hace falta imaginación ninguna para percibir que la respuesta del Ajuntament ningunea a todas aquellas personas que se encuentran más desfavorecidas. Nadie, dicen, se ha quedado al margen. Nadie se encuentra con necesidades no cubiertas, Nadie es acosado por la policía, Nadie tiene miedo, Nadie se encontrará sin recursos para pagar el alquiler, las redes vecinales atienden a Nadie, Nadie se ha sumado a la huelga de alquileres. Para el Ajuntament, Nadie ha dejado de ser un número.
La única posibilidad, como siempre para los nadie, pasará por organizarse al margen de las instituciones, por el apoyo mutuo y la solidaridad de igual a igual, donde todo el mundo tenga cabida, donde se encuentren diferentes maneras de hacer que no antepongan el beneficio para sí mismo o para los suyos. De los abuelos, los de ayer y los de hoy, aprendimos que la generosidad es uno de los fundamentos soterrados sobre el que se sostienen los ideales libertarios. Que no nos falte, ni nos cieguen las migajas del poder en estos malos tiempos.