“Sólo hay un poder contra el que se debe hablar: es éste de aquí y ahora, el que padecemos”: Agustín García Calvo”

El que nos toca, contra ese hay que hablar y hacer. Es el que nos domina, es el que nos explota, el que nos agota, confunde, divide. El más eficaz es el que lo hace por nuestro bien, en nuestro nombre, es el más difícil de atacar.

Nos hace trampas, no se deja ver, nos confunde. Quiere que entremos en su juego, en su interés, en su calendario. Nos presenta otros peores para que lo veamos como bueno o como menos malo y así tener siervos voluntarios. No nos deja vivir.

No nos creemos que cuanto mejor, peor. Siempre los hay peores. El actual, el que nos toca ha conseguido ser el mejor, el que mejor oprime, el que mejor explota, el que mejor domina. Las supuestas democracias occidentales avanzadas como ejemplo al que llegar, son las mayores responsables del desorden mundial. Europa forma parte, España forma parte, Catalunya forma parte, Barcelona forma parte. Por supuesto que con diferencias y matices importantes pero también con mucho en común.

Las tendencias a reforzar los aparatos represivos: ejércitos, policías, leyes, prisiones… para imponer el miedo y el castigo a quienes no se someten al poder que les toca, avanzan impunes y autónomos defendiendo privilegios.

El racismo, el patriarcado, el capitalismo se refuerzan en todos lados a costa de la muerte y la explotación de cada más población y del agotamiento del planeta. La sociedad del espectáculo, el reino de la mercancía y la explotación del hombre por el hombre, no dejan a nadie fuera.

Aún así donde hay explotación, hay resistencia. Defender los derechos conquistados poniendo en cuestión el estado de las cosas. Buscar nuevas maneras de convivir de forma cooperativa liberándonos de la tiranía del mercado y del dinero. Poniendo la vida en el centro.

Poco a poco, cada día, más gente, mejor organizada y más autónoma. Contra el poder que nos toca, el que padecemos.