A la gente que por razones no deseadas nos ha tocado relacionarnos con la cárcel y la justicia desde siempre hemos aprendido que en la cárcel puede entrar cualquiera solo hace falta que lo decida un juez aunque la la mayoría piensa que nunca les tocará pues son gente de bien y allí solo entran los delincuentes. La experiencia nos demuestra que la cárcel como la justicia castiga a los pobres y a los rebeldes y exime a los ricos y poderosos y no siempre a los sumisos. Son excepciónes que siempre pagan menos tiempo que el resto de los condenados. Si además tenemos el sistema judicial y policial que tenemos no cabe ninguna duda, sobran los ejemplos.
La discusión sobre los presos políticos no es nueva, ha existido siempre. Hay que recordar cuando la lucha de la COPEL reclamando la Amnistía par todos los presos se usaba la categoría de presos sociales pues gran parte de los que estaban en las cárceles lo estaban por la Ley de Peligrosidad social o por delitos menores pagando un alto precio por ello. Se consiguió abrir un debate social para reconocerles una dignidad que no se les consideraba y pagaron un alto precio por su osadía.
Siempre han entrado en la cárcel pobres y rebeldes y siempre lo ha sido por motivos políticos y sociales. Cuando el conflicto crece la represión también lo hace y la cárcel siempre es el aviso y el castigo así ha pasado con insumisos, inmigrante sin papeles, ilegales, libertarios, artistas, gentes de los diversos entornos así mediante leyes de excepción se han llenado las cárceles de presos políticos, de conciencia o presos sociales.
La gente que nos reclamamos de cultura libertaria siempre hemos rechazado la cárcel como sistema planteando otras alternativas creyendo siempre que crea más problemas que soluciones y siempre hemos defendido la libertad de los que son presos por motivos de conciencia o sociales y nos hemos solidarizado y luchado por su libertad y lo seguiremos haciendo porque sabemos que está en juego la libertad de todos y no hay que olvidar que la libertad es el “bien más preciado”.
Están en juego las libertades y habrá que defenderlas, como se ha hecho siempre, sin ser manipulados ni utilizados por quienes defienden solo las suyas y no las de todos y habrá que practicar día a día en nuestras vidas otras formas de resolver los problemas que no pasen por las que nos ofrece el estado