Sobre el Raval, los diferentes, contradictorios, ingobernables Ravales

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Sobre el Raval, los diferentes, contradictorios, ingobernables Ravales

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El CAP Raval Nord, cumple 30 años y nos invita a celebrarlo y a reflexionar sobre el barrio, sus luchas y su gente. No es poca cosa, intentar ir más allá de las simplificaciones. Por los dos CAP’s, del barrio, son posiblemente los únicos lugares que tienen contacto con la mayoría de la población: todas las edades, personas legalizadas o no. Necesitamos cuidar nuestra salud y el único lugar donde nos atienden es en la sanidad pública, con pocos medios, mucho entusiasmo, cansancio, frustración. Las administraciones públicas, normalmente desatienden sus obligaciones privatizando, externalizando, maltratando a la gente y sobrecargan a las trabajadoras para cubrir los mínimos. La existencia del CAP y su trabajo diario se convierte así en un acto de resistencia, en un acto de responsabilidad para con el barrio y de lucha frente a la administración. Por eso siempre nos hemos entendido y ha sido fácil ponernos de acuerdo y movilizarnos cuando ha hecho falta.

Hay muchos ravales, muchas comunidades, muchos intereses, mucho negocio y mucha vida en estas calles. Así ha sido siempre, esa memoria de lucha por defender unas condiciones dignas de vida frente a unos mercados a unos intereses que ven el negocio, en la vivienda, en los cuerpos, que nos expulsan o nos hacen la vida casi imposible.

Aún no se entiende muy bien como no lo han conseguido del todo. En estos 30 años, gran parte de los barrios de Ciutat Vella, han ido perdiendo su carácter popular, perdiendo población, culturas, lugares, por la especulación y el despojo de grandes inversores. Cuerpos policiales, ong’s, instituciones cuya labor es normalizar, poner orden y doblegar las rebeldías, las que siempre han dado carácter al Raval. Frente a esas maquinarias con tantos medios se levantan colectivos, comunidades y organizaciones para defenderse, para subsistir. Es como si por lo bajo se fueran acumulando fuerzas que consiguen para esos procesos imparables. Es una lucha diaria, agotadora, desigual.

Es como si hubiera un tradición que ahí está en procesos continuos de cambio. Refugio de los pobres cuando llegan a la gran ciudad, lugar donde protegerse y poder buscarse la vida, donde vivir en la calle. Los ricos y los pobres siempre han estado presentes en conflictos continuos. Las mafias legales e ilegales se disputan el territorio explotando a su población, especialmente la más vulnerable. Pesa mucho el Raval y la vida se hace difícil. Siempre es más fácil culpar a los más débiles o a personas concretas. La culpa es de ese capitalismo voraz que nos hace competir entre nosotros en vez de apoyarnos y que no duda en obtener el beneficio inmediato aunque el coste sea la vida del planeta.

En estas calles todo ocurre y si no fuera por esas muestras constantes de apoyo mutuo, de solidaridad, de lucha, de cuidados comunes, la vida sería insoportable. Por eso mucha gente aún amamos el Raval. Por eso vivir y trabajar aquí es un acto de afirmación y resistencia hasta que resulte imposible.

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