Enguany s’han complert *10 anys des de que al Forat de la Vergonya vam
guanyar la zona verda*. Aixó va ser possible amb la resistència veïnal
davant dels plans urbanístics de l’Ajuntament de Barcelona que projectava la construcció d’un parking soterrat cobert amb ciment, a l’emplaçament de la plaça actual.
Les veïnes del Casc Antic, així com la gent implicada en moviments de base
del barri, ens sentim orgulloses d’aquella lluita que va guanyar un espai
comú com el del Forat, autèntic oasi en una Ciutat Vella segrestada per la indústria del turisme. I aquest és un dels principals motius per convidar-vos, el *pròxim dissabte 5 de juliol*, a celebrar amb nosaltres la primera dècada del Forat. Tota una jornada festiva on hi haurà una *exposició fotogràfica* que transita l’història del Forat, *activitats infantils, taula rodona sobre conflictes als barris* de Barcelona durant els 10 darrers anys, *paella popular i actuacions i concerts*.
No volem fer tant una commemoració com una demostració de la vitalitat
d’aquesta plaça guanyada als interessos dels poders públics i privats. I la
millor manera de fer-ho és omplir la plaça de veïnes i amigues durant tot
el dia. Així que no teniu excusa per no passar-vos pel Forat el pròxim
dissabte 5 de juliol a partir de les 12h.
Us hi esperem.
Ateneu Llibertari del Casc Antic
P.D.: Difoneu si us plau!
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RESISTIR ES VENCER
10 AÑOS DEL FORAT DE LA VERGONYA
Ahora se cumplen diez años de aquella noche memorable en la que, tras
muchos meses aguantando las chulerías de lxs gerifaltes del ayuntamiento,
el acoso constante de la policía y la prepotencia de lxs inversorxs
inmobiliarixs, por fin les devolvimos el golpe. Cuando varios centenares de
vecinxs y solidarixs logramos derribar el muro con el que Joan Clos había
ordenado enjaular el Forat de la Vergonya, comprendimos que la revuelta no es más que el último acto de racionalidad posible frente a un orden
gubernamental instalado en la depredación de lo común. Al igual que ahora
ocurre con Can Vies, lxs asalariadxs de la calumnia también se nos echaron
encima entonces. Lxs mismxs que habían mirado discretamente hacia otro lado mientras decenas de ancianxs sin nombre eran expulsadxs de sus viviendas para ir a morir a cualquier rincón de la periferia, súbitamente
descubrieron el gran complot anarco-masónico, la sulfurosa presencia del
Maligno, tras la ira de un puñado de vecinxs. Volvieron a levantar el muro
y lo volvimos a derribar: hasta tres veces. Nos seguían por las calles, nos
amenazaban sus matones y nos detenían en las puertas de nuestras casas.
Incluso llegaron a propiciar un oscuro remedo de centro social en el límite
mismo del Forat, la tristemente famosa Anarkopenya, instrumento y fuente de beneficios para la mafia político-policial que costó la vida a Patricia
Heras y la cárcel a Álex, Juan y Rodrigo.
Pero no pudieron con nosotrxs. Lo decimos sin presunción. Son los hechos.
Desde entonces el Forat nunca ha sido un espacio normalizado. De tanto en
tanto caras extrañas aparecen por el barrio, elaboran informes, fiscalizan,
hostigan, desaparecen. La guerra sorda que mantienen se prolonga de un año a otro, de un equipo municipal a otro, de una policía a la otra. Las
campañas de difamación prosiguen: ahora les toca a lxs migrantes, mañana no sabemos a quién.
Pero, mientras tanto, lxs niñxs continúan jugando en la tierra que ganaron
al hormigón programado. Lxs mayores pueden sentarse en uno de los lugares con más bancos gratuitos de Barcelona, la ciudad de las plazas duras. El huerto recuerda a lxs transeúntes que las verduras no crecen en el
Mercadona. Y hay un escenario al que cualquiera puede subir.
Cosas sencillas, lógicas, transparentes que nos vemos obligadxs a defender,
una y otra vez, de la secta de canallas megalómanxs apoltronadxs en el
ayuntamiento. Aquí se estrella la Marca Barcelona. Lo diremos en palabras de Esther, prostituta del Barrio Chino a la que encontramos hace poco en una manifestación antirrepresiva: resistir es vencer.
Construïm els barris, destruïm el capitalisme!
¡Todas somos Can Vies!