A la memoria de tanta gente que nos va dejando y ha formado parte, de alguna manera,  de la comunidad lokalera

Concretando con ejemplos es más fácil explicar que haces y que pretendes además de como lo llevas que no mediante el discurso abstracto. En el lokal cada día es diferente, especial, nuevo y enriquece a la vez que agota y cuando decimos cada día, no queremos decir solo el horario en el que está abierto (de 10 a 14 y de 17 a 21h) sino que las llamadas y mensajes se dan a todas horas y todos los días. Las urgencias, contactos, demandas no paran y hay que atenderlas. No son caprichos personales y no son mecánicas, va mucho en ello, hay que hacerlo bien, pensarlo y al momento, muchas veces no pueden esperar.

El lokal no es un negocio, aunque haya una parte importante que dependa de él para poder existir. No es un lugar para crear puestos de trabajo aunque hay siempre más trabajo, no es propiedad de quienes estamos ahí. Hace gran parte de la actividad sin generar negocio sin que haya de por medio dinero: dar las llaves de otros espacios a quien viene a pedirlas, prestar materiales: megáfonos, altavoces, paellas, fogones, platos, generador…. a quien los necesite , sin exigir nada a cambio y a pesar de explicar que hay que devolverlos rápido y cuidarlos , muchas veces se tarda mucho, hay que perseguir a quien lo devuelve, hay que arreglar la avería o el mal estado. Mucha gente lo cuida como propio, lo entiende y mucha otra no lo cuida bien, debe creer que nos lo han dado, que no hay esfuerzo detrás. Es una pedagogía constante y que aumenta de magnitud. Valga como ejemplo que este fin de semana hemos dejado o vamos a dejar materiales a ocho grupos y colectivos diferentes. Además de informar y explicar lo que pasa en el barrio a todo el que se acerca (cada semana unos cuantos al día). Generar materiales libertarios para vender, distribuir e intercambiar y que den una parte para la solidaridad y el apoyo mutuo.

El lokal siempre tuvo un colectivo impulsor y muchos otros que formaban parte de el y aportaban un compromiso. Con en el tiempo la mayoría de colectivos que han formado parte del lokal cuando han crecido o se han desarrollado, lo han abandonado y han seguido su camino o se han disuelto y no acabamos de mantener una relación posterior fluida y fraternal salvo el uso de las utilidades del propio espacio o colectivo.

Solemos aguantar hasta el final siempre que podemos e intentar entender a lxs otrxs. En un barrio como el Raval y en un espacio como el libertario eso quiere decir mucho. Hay mucha gente especial que no tiene lugar, que no es fácil y a la que mucha gente rechaza. Nos toca aguantar, dar la opinión, criticar pero siempre desde el reconocimiento y el afecto.

Tampoco nos las queremos dar de ser los más más, pero si quieres hacer la revolución, aunque sea poco a poco y cada día, no puedes depender de las subvenciones, tienes que defender tu autonomía frente a partidos, administraciones e instituciones y si encima lo haces desde la humildad, no desde la arrogancia, desde no rechazar a nadie por su origen, si no pides carnets. Los líos, las preocupaciones y las ocupaciones aumentan considerablemente. Y si cuando te llaman al orden, quien sea y como sea, no lo aceptas sino que sigues tu camino sin declarar la guerra a todo el mundo. Te hace ser de una manera que te quedas muchas veces solo. Pasas a ser de la categoría perro verde.

Pues aguantamos como podemos pero para cubrir todo lo que ya hacemos y lo que se avecina y necesitamos más apoyo. Si nos quedamos como estamos no podremos. Tendremos que ver que hacemos bien y que hacemos mal, que hay que cambiar para poder estar ahí siendo útiles sin hacer el canelo. Dando apoyo a quien lo necesita, a quien quiere luchar. Apoyo en la escucha, en los medios, en el acompañar e ir experimentando formas de vida, de lucha y de resistencia al margen y/o contra el mercado y el estado.

Vuelve la política institucional a intentar que los movimientos y las lucha sigan su camino. Vuelve la represión a golpear a quien se rebela. Vuelven las reacciones a estar presentes en las calles, a conquistar discursos y practicas desde el poder contra la gente y los colectivos más débiles.

Vuelve el estado a poner control y orden por nuestra salud y nuestro bien para hacernos la vida imposible. Así que se nos acumula la faena. Tenemos la memoria de la gente y de las luchas que en circunstancias peores supo asomar la cabeza, conseguir ventajas y derrotar al monstruo.

Necesitamos gente que haga permanencias, que asume responsabilidades concretas, que eche una mano, que aporte saberes, medios y afectos. Que nos haga más grandes y mejores para la libertad. Y queremos seguir intentándolo. Salud.