Domingo 18 de enero a las 12h en el Agora Juan Andrés C/ Riereta/Aurora (si hace mal tiempo en la Casa de la Solidaritat, C/ Vistalegre 15. Vermut-debate: “Trabajo y explotación en la cultura: entidades de gestión, cooperativas y emprendizaje”. Al hilo de la publicación del libro de David García Aristegui “¿Por qué Marx no habló de copyright?” queremos debatir todos estos temas en una charla-debate, en la que participarán Pepe Ribas, Guillem Martínez, Joni D y el autor del libro. Evento en facebook
Trabajo y explotación en la cultura: entidades de gestión, cooperativas y emprendizaje
El anarquista Anselmo Lorenzo sentó las bases de la posible relación entre intelectuales y sindicatos en una conferencia de 1911, “El derecho a la evolución”:
Cuantos intelectuales nos hablan de cultura, de reformas, […] si vienen de buena fe, ayúdennos en nuestra obra de reivindicación y de emancipación; abiertas de par en par tienen las puertas del sindicalismo; nadie les priva de constituirse en sindicatos de producción intelectual; por ejemplo, en defensa de sus derechos de autor contra la explotación editorial; porque, más o menos privilegiados, y a veces más míseros que los obreros de blusa bajo su traje decentemente presentable, son asalariados […] y pueden concertarse con nuestros sindicatos, federaciones y confederaciones; en el libro, en el periódico y en la tribuna pueden prestarnos utilísima cooperación.
El propio Salvador Seguí, el Noi del Sucre asesinado por pistoleros del Sindicato Libre, lo tuvo claro: “mi profesión es pintor. Soy ahora,
además, periodista, y vivo de mis artículos y colaboraciones”. Seguí llegó a escribir una novela social, Escuela de rebeldía, publicada poco antes de su asesinato en la una colección muy popular en su época, La Novela de Hoy.
Los derechos de autor son más polémicos que nunca. Al estar la gestión colectiva de derechos en manos de instituciones como la SGAE la visión que se tiene del trabajo cultural y de la remuneración de éste no puede ser peor. Además, la desconexión y falta de entendimiento entre quienes se mueven en el ámbito de la cultura y otros sectores laborales es enorme.
Los pocos sindicatos de periodistas que existen y del sector audiovisual (TACE, Unión de Actores, ALMA Guionistas, etc.) apenas se coordinan entre ellos y no son partícipes de luchas que no sean las estrictamente corporativas. Los sindicatos de escritores y músicos, directamente, no existen. No tienen por qué ser así. En EEUU por ejemplo existe el sindicato de freelances National Writers Union, cuya cuenta de Twitter lo dice todo: @paythewriter (“paga al escritor”).
¿A quién interesa que las y los trabajadores de los distintos sectores
culturales, precarios, aislados y fragmentados, no puedan debatir,
colaborar y prestarse apoyo mutuo? El querer ser remunerado por tu trabajo ¿automáticamente te convierte en colaborador de las nefastas prácticas de las entidades de gestión? La llamada cultura libre, aquella que funciona para quienes sus ingresos no dependen de los derechos de autor como científicos funcionarios, desarrolladores de software, rentistas y amateurs ¿es parte de la solución o parte del problema? En definitiva ¿por que Google obtiene diez patentes semanales pero quiere abolir los derechos de autor, coincidiendo en este punto con algunos sectores de la llamada cultura libre?
Es el momento de recordar que la falta de organización en el trabajo
cultural no es algo dado, existieron organizaciones y luchas históricas a recordar. Y en otros países hay experiencias de las que aprender, como la Unión de Músicos Independientes de Argentina, una organización de músicos autogestionados de diversos géneros que se creó en el año 2001. El recién creado Sindicato Único de Escritores/as de Chile (Sudec), heredero del Sindicato Profesional de Trabajadores Intelectuales de Chile e inspirado por la figura del escritor libertario Manuel Rojas, que consideraba el oficio de escritor como la expresión de los trabajadores de la cultura. O la experiencia más cercana de la nueva entidad de gestión alemana C3S, concebida como cooperativa, donde todos los usuarios tienen el mismo derecho a voto (no sólo aquellos con los mayores ingresos como la SGAE) y los autores podrán utilizar el tipo de licencias que deseen (Creative Commons, etc.).
Debatamos sobre el papel y funcionamiento de las denostadas entidades de gestión, pero también sobre la realidad del cooperativismo y el emprendizaje en la cultura. Al hilo de la publicación del libro de David García Aristegui “¿Por qué Marx no habló de copyright?” queremos debatir todos estos temas en una charla-debate, en la que participarán Pepe Ribas, Guillem Martínez, Joni D y el autor del libro.
Os esperamos.