Lo han conseguido ocupando el barrio. Tienen tanto miedo que necesitan ser más que la gente solidaria. Armados, prepotentes, arrogantes. Las vecinas de la calle les gritaban que como era que no habían venido cuando la calle Riereta tenía tres narcopisos en locales propiedad de fondos buitres.
Han estado defendiendo la vivienda trabajadoras del CAP, las Putas libertarias, las mujeres de Guerrilla Raval, la gente de Raval Rebel, de la Xarxa Veïnal del Raval, de Acció Raval, del SHR’, de Resistim al Gòtic, del GHAS de Sants, del Ateneu Enciclopèdic Popular. El Señor Pere y la Llum que nunca faltan, Okupas, abuelas, mayoría de mujeres. Un ejército de invencibles frente a los cuerpos armados para defender lo indefendible. Hoy sentimos orgullo de barrio de la gente luchadora a la que volverán a multar y vergüenza de quienes nos mandan.
Pasa cada día, cada minuto, en todos los lugares. El dinero impone su ley, la propiedad de los grandes es sagrada, la de los débiles no sirve para nada. Hasta ayer Divarian ofrecía dinero a quienes vivan en Riereta 3 a cambio de marcharse. Se negaron, faltaría más. Hoy, losi que ayer querían comprar voluntades, envían un ejército de policías públicos para echar por la fuerza, identificar y multar a quienes defiende lo público. El mundo al revés.
Es posible que nos equivoquemos pero sospechamos que tienen miedo, que saben que necesitan hacer un despliegue de fuerza inusitado, por si acaso, por si pasa algo y si que pasa. Es patético que para poner «orden» haya que poner tanta fuerza. Pasa que la gente descree, que se indigna, que se organiza, que se apoya.
Llegará un momento que tanta fuerza, tanta multa no bastará. La gente seguirá necesitando vivir, tener una casa, buscarse la vida y lo hará recurriendo a todas las posibilidades. El doble discurso del poder, de las instituciones, de las autoridades y del mercado no permite cubrir las necesidades básicas y la gente lo hará por sus propios medios mediante la solidaridad y el apoyo mutuo. A costa de mucho sufrimiento, de mucho dolor.
Han tapiado la casa, han ocupado el barrio, han salido a toda velocidad y con las sirenas puestas, como si huyeran. Nosotros hemos recogido todo, nos hemos abrazado y seguiremos resistiendo. Abrazos y saludos a quienes luchan por algo más que por lo suyo, que por los suyos. A quienes luchan por lo de todos.