La propiedad, siempre detrás sin hacerse visible. En este caso además de los grandes:  Daniel Leiva, responsable de MK Premium, que compró los bloques en el C/ Lancaster, contrató Desokupa y gran especulador en el barrio. También la comitiva judicial que ejecuta la sentencia del juzgado, que siempre defiende el derecho a la propiedad por encima de cualquier otra consideración. Los mossos d’esquadra de la Brimo, que cuando se trata de un gran propietario vienen con un dispositivo enorme a ejecutar si o si, identificando y multando.

Eso es lo de siempre, todo el poder del estado contra una familia vulnerable que lo único que quiere es una vivienda y pagarla en función de sus ingresos.

La fuerza de la foto es que todo este dispositivo armado, desmesurado, prepotente y pagado por los impuestos de la gente se enfrenta, finalmente, contra dos personas pequeñas, que necesitan para caminar de una silla de ruedas y un andador, que se rebelan contra esa injusticia para impedirla. Acuden a la convocatoria, en este caso del Sindicat d’habitatge del Raval, lo mismo a las de Raval Rebel, el Sindicat de Llogateres y la PAH. Son generosas, no son sectarias, acuden a todas las convocatorias del Barrio por los derechos de las personas más débiles. Y esas pequeñas, se hacen grandes en su rebeldía, se burlan de ese poder patriarcal, agresivo, sin alma. Con su sonrisa desmontan tanto abuso. No son propietarios de nada, tienen una pensión justa y luchan por lo de todos y para todos.

El desahucio se ejecuta. Tanto poder actuando gana por la fuerza, ya los conocen, no necesitan identificarlos, posiblemente les multarán como a tanta gente antes. A pesar de todo, los más pequeños, los nadie han ganado, han demostrado que la solidaridad y el apoyo mutuo valen más que los fusiles y los uniformes, Llevan luchando desde siempre, son la memoria de la resistencia y ahí estarán, sin moverse diciendo NO a tanta injusticia. Por eso las queremos tanto, por eso nos interpelan, nos animan a ser más valientes, a no dejarse, a actuar.

Gracias Pere y María y todas las que os movilizais por estar siempre ahí