Me presenté a las 11h para probar el equipo técnico (en la tarde iba a hacer una performance de poesía) con la intención de solucionarlo, irme y volver más tarde.
Nada sucedió de esta manera. Como el tema técnico iba lento, decidí relajarme y confiar en los compañerxs. A partir de este momento, me dejé abrazar por la vida y el afecto que se respira en este espacio. Todo iba sucediéndose sin prisa y a gusto, música, comida, tertúlia, charlas necesarias… hasta que llegó el momento de mi actuación y me sentí gratamente acogida por la escucha que la gente me entregó, fue un gran placer poder compartir mis escritos y mi theremin con el Ágora ¡Espero que no sea la última vez!