[Texto leído en la asamblea del Àgora Juan Andrés Benítez el día de ayer 10/03/2020. Redactado por diversas personas que participan en el Àgora que han considerado necesario hacer pública la situación actual]
A raíz del comunicado publicado por la Comissió de Festes Alternatives del Raval, un grupo de personas vinculadas al Àgora Juan Andrés Benítez queremos poner en conocimiento una situación que se ha ido desarrollando durante el último año. Lo expuesto en su comunicado (https://ellokal.org/carta-de-la-comissio-de-festes-alternatives-del-raval-a-lassemblea-de-lagora-juan-andres-benitez/) es una de las consecuencias de todo un proceso de degradación del espacio, un alejamiento de los fines que se han perseguido desde los inicios, y las relaciones entre las personas que participan de él, desde el momento del archivo de la causa que pretendía desalojar el Àgora.
Desde su apertura, el Àgora ha sido un espacio dedicado a nuestro vecino y amigo Juan Andrés Benítez, un espacio de libertad y acogida donde tuviera cabida toda la diversidad, marcando únicamente unos pocos límites: que no fuera un espacio de ganancia económica, y donde cupieran todas las posiciones políticas y culturales que respetaran la heterogeneidad y complejidad de las diferentes realidades del barrio.
A finales de 2018, llevamos a cabo una campaña en defensa del Àgora que llenó el espacio de actividades todos los días desde septiembre a diciembre, cuando la propiedad retiró la demanda. Tal grado de actividad, sumado al desgaste de la planificación de la defensa, provocó que, una vez archivado el caso, el nivel de actividades disminuyera considerablemente, pues el sobreesfuerzo y el cansancio se hacía notar en los ánimos de quienes participaban más activamente. En los meses siguientes se intentó repensar la manera de funcionar del espacio, desde una perspectiva que contemplara de manera más activa los cuidados entre quienes participaban en él y en su asamblea de gestión. Durante este proceso, se integraron a la asamblea de gestión del Àgora personas que, si bien ya participaban en el espacio, no lo hacían en la asamblea.
Su participación más activa fue acompañada de un enrarecimiento del ambiente con enfrentamientos constantes. Detectamos constante desconsideración por parte de algunas personas hacia los acuerdos de mínimos para cuidar el espacio, que están, en su mayoría, enfocados a no molestar a la vecindad de las calles adyacentes. Se impusieron prácticas poco asamblearias: trabas e interrupciones, toma de decisiones fuera de la asamblea, falsos consensos e inclumplimiento de acuerdos entre otras. A día de hoy, el modo de actuar pasa por el recelo hacia personas y colectivos del barrio implicados en el espacio pero distantes con las personas que actualmente monopolizan la asamblea. Se han denunciado casos de abusos y agresiones contra personas por su aspecto, actitudes tránsfobas e intrusivas sobre la intimidad de las personas, además de identificarse un viraje hacia el prohibicionismo ajeno a las posiciones libertarias que siempre ha representado el Ágora. Siguen sin respetarse los principios asamblearios, sino que el funcionamiento de la toma de decisiones es más propio de un comité, con investigaciones, averiguaciones e interrogatorios a personas y colectivos que proponen actividades. Se ha transformado en un espacio de dogmatismo, con criterios muy alejados de aquellos con los que se ha funcionado durante todos estos años.
Ante la imposibilidad de sostener un diálogo y un debate fructíferos, casi la totalidad de la gente que hemos participado durante años en el Àgora, así como quienes habíamos participado en su defensa ante la posibilidad del desalojo, fuimos alejándonos de la asamblea. Aunque lo hicimos de manera escalonada, queremos dejar claro que no nos fuimos por desgaste individual, sino que fue la falta de empatía, cuidado y respeto lo que nos fué echando. Tristemente, esta retirada de la asamblea, fue contestada más con alegría que con pesar, sin preguntarse nunca el por qué. Somos muchas y variadas las que actualmente sentimos que unos pocos se estan apropiando de un espacio que no les pertenece. Des de el momento de su okupación, el Ágora es del barrio y para el barrio, un espacio de libertad y donde siempre han tenido cabida todo tipo de actividades que persiguieran ese objetivo.
Así, convocamos a todos los colectivos e individualidades del barrio, que sientan propia el Àgora Juan Andrés , a una asamblea extraordinaria el próximo sábado 14 en el Àgora Juan Andrés Benítez, a las 12h, a fin resolver y dar salida a esta situación.
#RecuperemLAgora