Queremos recordar a las abuelas y abuelos que hace 86 años, salieron a la calle con las armas (muy pocas) en la mano para parar el fascismo y el alzamiento militar e iniciaron un proceso que ha pasado a la historia del mundo: las colectivizaciones y la revolución social en un contexto totalmente contrario.
No fue un golpe de efecto, no fue solo una emergencia, fueron generaciones enteras que durante muchos años, se prepararon, se organizaron, experimentaron para, llegado el momento necesario, poder sustituir a empresarios, burócratas, polícías y jueces y demostrar que se puede organizar la sociedad al margen del estado y de la propiedad privada.
Su osadía la pagaron con su vida, combatieron contra los militares, contra la contrarrevolución, sufrieron el exilio, lucharon contra el fascismo, el nazismo y el franquismo. Vieron sus esperanzas truncadas pero hasta el final defendieron la libertad por encima de todo. Pagaron con su vida y nos dejaron un ejemplo que aún sigue vivo.
En el Raval, llenaron las calles de barricadas: los ateneos, cooperativas, sindicatos, comités obreros, milicianos y milicianas, sustituyeron un régimen por otro. No duró mucho pero si lo suficiente para demostrar su eficacia a pesar del olvido por parte de la historia y de la la academia.
En las piedras y en los muros del Raval quedó grabada la historia del movimiento obrero, de las mujeres libres, de las juventudes libertarias y de la gente común y corriente que, con todo en contra y al grito de No Pasarán y Viva la revolución social instauraron unos de los momentos de mayor libertad de la historia de la humanidad.
Salud.